Informe GEO-4 advierte que siguen sin resolver los problemas más graves del planeta

Lima, 25 Oct. 2007.- El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advirtió hoy que aún están sin resolver las más graves problemas del planeta, que ponen en peligro a la humanidad, como el cambio climático, el índice de extinción de las especies y el reto de alimentar a una población en crecimiento.

La advertencia está incluida en el Informe GEO-4: Perspectiva del Medio Ambiente Mundial, presentado hoy en Lima por Silvia Giada, representante del PNUMA, en un acto que contó con la participación, por videoconferencia, de representantes de los países de la Comunidad Andina: Juan Pablo Ramos, Viceministro de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente de Bolivia; Juan Lozano, Ministro de Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial de Colombia; Roberto Urquizo, Subsecretario de Calidad Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente del Ecuador; César Villacorta, Secretario Ejecutivo encargado del CONAM del Perú.

Participaron también en la presentación el Secretario General de la Comunidad Andina, Freddy Ehlers, quien dio la bienvenida e informó sobre las 21 propuestas para el Siglo XXI emanados del Encuentro Internacional Clima Latino; así como Carlos Amat, Decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Pacífico (Lima) y Jorge Chediek, Coordinador residente del PNUD.

Al mencionar las evidencias de los cambios ambientales que se vienen produciendo en el mundo, Silvia Giada, representante el PNUMA, dio a conocer que, desde 1906, las temperaturas promedio mundiales se han elevado cerca de 0.72°C y que se espera la elevación estimada de temperaturas del presente siglo entre 1.84°C y 4°C. Sin embargo, sostuvo que “algunos científicos consideran que un incremento en 2°C, amenazaría de manera importante numerosos ecosistemas terrestres y acuáticos”.

Asimismo, manifestó que el aumento del nivel del mar, causado por la expansión térmica del agua y el derretimiento de los glaciares y capas de hielo continuará y ello podría afectar a más de el 60% de la población del mundo que vive dentro de los 100 kilómetros de distancia de la costa. Ante ello es necesario planificar el crecimiento de las zonas urbanas costeras, con miras a un futuro más seguro para los seres vivos.