Importancia de la Estrategia Andina para la Prevención y Atención de Desastres

Importancia de la Estrategia Andina para la Prevención y Atención de Desastres

Por Elsa Luengo, Coordinadora de la Secretaría General de la CAN
Lima, Agosto 2004

En la reciente Cumbre Presidencial de Quito se adoptó la Estrategia Andina para la Prevención y Atención de Desastres, cuya importancia radica en el enfoque de trabajo orientado en la misma.

Cuando se crea el Comité Andino para la Prevención y Atención de Desastres, en diciembre de 2002, se hizo con la intención de formular un mecanismo de consulta y asesoría a los órganos andinos de la integración para el tratamiento de este tema, a partir de las directrices derivadas en Cumbres anteriores y de la necesidad de ir coordinando esfuerzos para llevar adelante la ejecución de un futuro convenio con la Unión Europea para apoyar la prevención de desastres en la Comunidad Andina.

El objetivo central fue el de acompañar la incorporación del tema como política no solo dirigida a la prevención previa al desastre, como son las obras de infraestructura de carácter preventivo o la orientación a la población, sino como una estrategia de desarrollo incorporada en las agendas nacionales de los Estados.

Sin duda todos somos conscientes de los daños que fenómenos tanto naturales como antrópicos (los producidos por el hombre, como son los incendios forestales en la mayoría de los casos) y observamos con impotencia como los mismos acaban en cuestión de horas con obras de infraestructura que el hombre ha tardado años en construir y todo lo que ello significa en cuanto a su impacto en materia de pérdida de vidas humanas, hambre y desempleo en grupos poblacionales de menores recursos, complicando la agenda de desarrollo del país donde ocurren, como fueron, el caso del terremoto del eje cafetalero colombiano, los efectos del fenómeno de El Niño, en Perú, Ecuador y Bolivia; los deslaves ocurridos en el Estado Vargas en Venezuela, entre otros.

La agenda internacional viene desde hace algunos años planteando el tema, es así como las Naciones Unidas ha establecido la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres (EIRD) como marco global de trabajo con una visión tal que permita a todas las sociedades ser más resistentes ante los efectos de los peligros naturales y los desastres tecnológicos y ambientales relacionados con los mismos. Ello, con el fin de reducir las pérdidas humanas, económicas y sociales. De la misma manera el PNUD viene trabajando y apoyando diversas iniciativas sobre el tema.

Pensamos cuando propusimos trabajar sobre esta Estrategia, que la Comunidad Andina no podía quedarse atrás, que era necesario conocer el estado de arte en cada uno de los países frente al tema.

La Estrategia adoptada significó un esfuerzo de trabajo regional a partir de la coordinación de institucionales nacionales de cada uno de los Países Miembros de la CAN (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) quienes con un trabajo sectorial nacional y local, identificaron los principales temas a desarrollar a partir de 5 ejes temáticos: fortalecimiento institucional, sistemas de información y alerta temprana, desarrollo científico y tecnológico, ayuda mutua en caso de desastres y cultura de la prevención, llegando así a la formulación de una estrategia regional a partir de la identificación de necesidades nacionales, de debilidades y fortalezas comunes.

Resta ahora avanzar el tema hacia una institucionalidad andina propia, independiente y sustentable en el tiempo, que genere un Sistema Subregional de Prevención y Atención de Desastres integrando en su seno las distintas iniciativas existentes en la región y las fortalezca.

Diversos organismos de cooperación, del Sistema de Naciones Unidas, como la EIRD, el PNUD; regionales como la Corporación Andina de Fomento; internacionales como la Cruz Roja Internacional, la OPS/OMS; esquemas de integración como la Unión Europea, a través de la Comisión y de organismos descentralizados como Dipecho; entre otros, estarán atentos a los pasos que demos en los próximos meses para desarrollar esta Estrategia. Para ello debemos trabajar sobre un Plan de Acción que permita orientar esfuerzos y recursos para mostrar nuevos resultados en la próxima Cumbre que tendrá lugar en el Perú a mediados de 2005.